Imbabura: un enclave andino lleno de arte

Hay una pequeña y hermosa región en los Andes ecuatorianos, cuyas artesanías se han hecho famosas en el mundo. La habilidad y la visión comercial de los habitantes de la provincia de Imbabura –en donde habitan alrededor de 400 000 personas- han sido base del desarrollo de esta dinámica región ecuatoriana en donde los artesanos se levantan antes del sol para mover sus telares, encender viejas máquinas de coser, usar cinceles, tornos, brochas; cortar, dar forma, crear…

Si usted viaja a Ecuador, no pase por alto este territorio privilegiado por la naturaleza, y conocido también como la “Provincia de los lagos”, en donde algunos dicen que se encuentra la verdadera “Mitad del Mundo”. Le aseguramos que se sentirá inspirado por el maravilloso entorno de una región en la que se combinan un clima cálido y templado, el frío de volcanes nevados, la fuerza de cascadas cristalinas, la belleza de pequeñas y pintorescas poblaciones andinas, una deliciosa gastronomía, una oferta de servicios turísticos muy diversos y, por supuesto, una veta artesanal llena de contrastes.

Le proponemos que nos siga en este recorrido por Imbabura, con los ojos de un aprendiz que se deslumbra al conocer los secretos que se cuecen en los hornos de cerámica, los talleres de talla, las viejas casas de adobe con grandes telares y las modernas fábricas de confección de ropa y calzado. Aquí, una pequeña muestra de todo lo que se crea en Imbabura.

Otavalo

Esta ciudad indígena ubicada 110 kilómetros (unas dos horas por carretera) al norte de la capital ecuatoriana, Quito, posee uno de las ferias artesanales más importantes de América Latina. Ubicado en la llamada Plaza de los Ponchos, este mercado bulle cada sábado con la llegada de cientos de artesanos, vendedores, turistas y paseantes.

Ponchos, tapices, todo tipo de prendas de lana, finos bordados (la mayoría de ellos elaborados a mano), piezas talladas en madera, joyas, esculturas en piedra, accesorios, cuadros, objetos en paja toquilla, instrumentos musicales… y más productos se exhiben en esta plaza, en donde el “regateo” (bargain) es una práctica común y aceptada.

Otavalo, hogar de la etnia indígena quichua de los otavalos, y ciudad declarada “Capital Intercultural del Ecuador”, es una población pequeña, pero con aire cosmopolita, tanto por el carácter viajero y emprendedor de sus habitantes, como por la gran cantidad de extranjeros que la visitan y que la han elegido como nuevo destino de vida.

Además de los restaurantes, hostales, haciendas cercanas convertidas en preciosos hoteles, callejuelas iluminadas con faroles, tiendas de ropa, la principal atracción de Otavalo es, sin duda, su mercado. Hasta allí llega la mayoría de tours con visitantes de todas partes del mundo y los turistas pasan horas maravillados con la producción de artesanos que han aprendido el oficio de sus ancestros y lo enseñan a sus descendientes.

A la feria artesanal se suma otra atracción: el mercado de animales. Cada sábado, a partir de las 06:00 de la mañana, se monta esta exótica feria, en la que se venden conejos, cuyes, vacas, ovejas, cabras, gallinas, caballos, gatos, perros y otros animales. Una escena que difícilmente verá en otro lugar y que parece detenida en el tiempo.

Cotacachi
Caminar por la ciudad de Cotacachi es como recorrer una gran vitrina. Todo tipo de artículos de cuero (chaquetas, pantalones, cinturones, billeteras, zapatos, chalecos, maletas y más) se aprecian en las vidrieras de decenas de tiendas en las calles del centro de esta población de 40 000 habitantes.

Aunque muchos de los modelos siguen la línea de la moda internacional, en Cotacachi también se crean diseños propios y eso –además de los precios más convenientes que los de las grandes ciudades- atraen a miles de personas que, sobre todo los fines de semana, recorren sus calles estrechas en busca de la prenda o el accesorio perfectos.

Pero Cotacachi no es solo cuero. Los visitantes también pueden detener su paseo para conocer la iglesia matriz, con sus seis capillas, sus altares de pan de oro y las obras de arte de la “Escuela Quiteña”, que se exhiben en su interior. Otro punto de atracción es el mirador de Las Atenas, desde donde se pueden observar las hermosas lagunas de Imbabura, así como la Reserva Ecológica Cotacachi, que es la zona de conservación más importante de los Andes occidentales de Ecuador. Termas, exuberantes bosques, reservas naturales, paisajes con nevados brillantes son cosas que usted encontrará en Cotacachi, además de la mejor producción en cuero del país.

San Antonio de Ibarra

Hermosas formas surgen de la madera del nogal, gracias a las hábiles manos de los artesanos de San Antonio de Ibarra, una pequeña población situada a cinco minutos de Ibarra, en medio de la sierra andina de Ecuador.

Caminar por las silenciosas calles de este pueblito significa descubrir que muchas casas son talleres artesanales en donde se elaboran las preciosas piezas en madera, que han hecho famoso a este lugar. Trabajadas con las técnicas de la Escuela Quiteña y cubiertas con pan de oro, estas son obras únicas por su color y belleza.

Pequeñas y grandes esculturas en madera, retablos y altares para iglesias y motivos de todo tipo se esculpen en madera de nogal, naranjillo, cedro y laurel. En el centro del pequeño pueblo, las obras hechas por hombres, mujeres y hasta niños, se venden en cada casa.

Pero hay una calle, llamada Ramón Teanga y conocida como “La Calle del Arte” es el lugar donde se concentran las obras de arte, no solo de madera, sino también de piedra, cemento y hormigón, con las cuales los artistas crean esculturas de tamaño monumental. Allí, los sábados por la noche se realizan exposiciones y talleres demostrativos, para promocionar el trabajo de los artesanos

Zuleta
Las camisas bordadas con diseños precolombinos que, en más de una ocasión, ha lucido el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, en cumbres y encuentros internacionales, tienen un sello de origen: la comunidad indígena de Zuleta, ubicada al suroriente de la provincia de Imbabura.

La tradición del hábil trabajo con aguas, hilos, dedales y telas es antigua, pero el oficio encontró un espacio en la década de los 40, en la hacienda del expresidente ecuatoriano Galo Plaza Lasso. Cuentan las bordadoras que la esposa de Plaza creó un taller para que las mujeres de la zona pudieran bordar y luego comercializar las hermosas prendas, consiguiendo así un ingreso extra para sus hogares.

Vestidos, blusas, manteles, tapetes, toallas y otros artículos, con finos acabados que reproducen detalles del entorno y la cosmovisión indígena, son creados por las hábiles manos de más de 300 bordadoras. Las prendas se exhiben, cada quince días, en la Feria de Bordados de Zuleta en las instalaciones de la casa comunal, que se realiza desde hace once años.

Muchas figuras públicas usan estas prendas bordadas, de gran originalidad, pero lo que no muchos saben es que, en una visita presidencial al Vaticano, el Papa Francisco recibió dos casullas bordadas por las hábiles manos de las mujeres de Zuleta.

Atuntaqui
Sobre las ruinas de un terremoto que en 1868 destruyó la ciudad, se levantó nuevamente Atuntaqui, población de 21 000 habitantes, ubicada a 10 minutos de Ibarra.

En su reconstrucción y nuevo impulso jugó un papel trascendental la instalación de una fábrica de tejidos y la llegada del ferrocarril a Andrade Marín, la población más cercana (2.5 km). Pero fue el primer hecho el que marcó la nueva dinámica laboral y económica, pues constituyó el primer paso en el desarrollo de la industria textil en Atuntaqui.

La ex fábrica textil Imbabura, una edificación histórica que aún conserva en su interior la antigua maquinaria inglesa y alemana, fue declarada Patrimonio Cultural del Ecuador. Visitarla es conocer los orígenes de una actividad que, actualmente, es el principal recurso de esta población. Un dato para entenderlo: cada año, la feria textil que organiza esta pequeña ciudad convoca a casi 150 000 visitantes.

Esta pequeña ciudad colonial cuyo nombre indígena significa “tambor grande” y en cuya arquitectura y disposición se aprecia la huella del pasado español, tiene un clima templado y agradable y un paisaje impresionante, pues está ubicada en las faldas del volcán Imbabura. Su ritmo de vida muy tranquilo ha hecho que mucha gente la elija como destino de retiro. Pero si esa no es su intención, visítela y conozca el trabajo artesanal de sus habitantes. Casi podríamos asegurarle que no saldrá de allí sin una de las hermosas prendas que se exhiben en las vitrinas de casi todas las calles del centro de Atuntaqui.

Alfonso Tandazo
Alfonso Tandazo